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MENSAJE

Abogado, defensor de la libertad y del derecho

Como todo los 29 de agosto de cada año, los abogados argentinos celebramos el “Día del Abogado”, instaurado desde 1958 por la Federación Argentina del Colegio de Abogados en homenaje a Juan Bautista Alberdi, ejemplo de virtudes republicanas y democráticas, cuyos ideales, cotidianamente nos inspiran a revalidar nuestro compromiso de lucha por el imperio del derecho, la justicia, la libertad y la igualdad.

En esta fecha en la que los Abogados hacemos un paréntesis en nuestras actividades profesionales resulta oportuno reflexionar acerca del rol que nos cabe en la sociedad, desde el punto de vista individual y desde el punto de vista colectivo. Debemos conocer y redimir la memoria de Alberdi, dando el ejemplo cívico, democrático y republicano junto a la fortaleza de rescatar a la profesión de Abogado por su nobleza y su función social que garantiza la independencia de nuestro trabajo para la protección de los derechos ciudadanos.

Los Abogados y Abogadas somos quienes tenemos en nuestras manos la defensa de los valores esenciales de la República, el resguardo constante de los principios básicos, la defensa de las garantías y derechos.

Ser abogado es un privilegio en sí mismo, pues nos otorga un conocimiento único y exclusivo sobre el sistema jurídico, sobre la noción de Estado y sobre las libertades de los hombres y sus deberes en el seno social. Poseer este conocimiento nos privilegia, pero nos responsabiliza en un grado superior, pues en nosotros se confía para desentrañar el encuentro de intereses, y darles sentido a las vidas de cada justiciable que recurre a nosotros para que le brindemos auxilio.

Es contar con la capacidad más diestra para entender dónde reside el problema humano, y donde se halla la respuesta esperada, y estar así en condiciones de llegar a un acto justo y equitativo para todos.

Implica entender en profundidad el comportamiento humano y social.

Es conocer el espectro completo de derechos y deberes que a cada quien corresponden. Es saber invocar el derecho con oportunidad y sentido, y saber cumplir con las obligaciones que impone el actuar en el campo de lo regulado por el derecho.

Es ser un ser humanista por excelencia.

Es saber que el derecho se lo dio el hombre para el hombre y no es dádiva ni arbitrariedad o capricho de nadie. El derecho es orden, es armonía social, es respeto, es pacto cívico de convivencia, pues la fractura del derecho conlleva la fractura de la libertad, de la justicia, de la democracia y la República.

Es llenar de contenido el marco de convivencia, en los diversos órdenes del derecho y ante todo tipo de instancias y jurisdicciones. Es ser su garantía primera; sin perjuicio de la función que a jueces y magistrados corresponde, el abogado tiene la aplicación inmediata del derecho como su principal responsabilidad.

Ser abogado, decía Rafael Bielsa es, en su esencia, ser defensor de la libertad y del derecho aún a costa de su propia tranquilidad, y por eso está obligado a luchar, no sólo contra el adversario sino también contra la arbitrariedad y el despotismo.

Por ello, la Abogacía es más que el ejercicio de una profesión. Es contribuir a hacer realidad la gran conquista del estado de derecho, por eso no permitamos nunca queridos colegas que se confunda nuestra profesión con una técnica del arreglo o componenda, o con un instrumento al servicio del más fuerte, o con una herramienta para el abuso o del arbitrio del poder de turno.

Los invito a mantener en alto los ideales alberdianos, que renovemos nuestro compromiso por la defensa irrestricta de la Constitución Nacional, que sigamos bregando por la plena vigencia del Estado de Derecho y los valores republicanos, y a seguir siendo actores necesarios en esta sociedad que pretendemos justa e igualitaria, asumiendo una vez más la responsabilidad que ley nos impone y que orgullosamente elegimos como nuestra profesión. Quienes tenemos por voluntad propia la honrosa tarea de ejercer el derecho, deberemos hacerlo siempre con pasión, con un profundo amor a la profesión, expresado en un trabajo distinguido en un alto nivel de profesionalismo y con un altísimo sentido ético.

¡FELIZ DIA PARA TODOS!

Por la doctora Lilian Sawoczka
Presidente del Colegio Público de Abogados Primera Circunscripción

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